En esta actuación, hemos recogido el agua de los tejados, colocando unos canalones de recogida pluviales, hemos conducido toda el agua a un depósito, y desde allí alimentamos el sistema de riego automático.

El ahorro de agua es bastante considerable, en especial, en los casos de depósitos de agua grandes, que pueden almacenar cantidades importantes de las lluvias de primavera y utiliza el agua para el riego del verano.

Si a la vez gestionamos el programador de riego con un sensor de lluvia, el ahorro es mucho más considerable.